viernes, julio 22, 2005

NEENA, ROOSE Y LA LLUVIA


Fish, en africaner es Viz; en francés es Poisson; en portugues Peixe; en phililino es Isda; en castellano es Pez; en hindi, el sonido en castellano se escucha Mastshali, ahora no puedo escribir los caracteres; en Tamil se escucha Miin; en malayaham, Matsya…

La noche del jueves nos reunimos a tomar cerveza KingFisher y a divertirnos. Neena, anfitriona del encuentro, fue la primera en cantar y lo hizo en malayhan. Tiene una voz preciosa. Yo había estado escuchando la radio durante las noches en que aún no me acostumbraba a dormir a esa hora, por el cambio de horario, y las voces que prevalecían eran de mujeres en las dos emisoras que podía sintonizar en frecuencia modulada en la ciudad de Chennai. De todos los días que he estado no he escuchado ninguna canción en inglés en las radios nocturnas. Neena cantó y el silencio de nosotros la acompañó dándole más potencia a la melodía y plegaria que realizaba. Luego Roose, la sudafricana, nos sorprendió a todos por la voz como un trueno negro que logró alcanzar con una canción en Zulú. Estábamos en el patio de la oficina de ICSF y al parecer las dos canciones fueron las culpables que justo en ese preciso instante comenzara a llover bajo una temperatura superior a los treinta grados y que nos obligó a trasladar el pequeño festival al interior de la oficina.

Allí las melodías siguieron. Rose nuevamente interpreto otra canción en Zulú y la realizó teatralizándola y dándole la atmósfera precisa. Movió los pies y cambio el tono de voz y justo antes de terminar fue silenciando su canto que representó que el grupo de zulúes iba caminando y alejándose.

Luego vinieron canciones en ingles: Bob Dylan, Los Bealtes, Tracy Chapman. Jhonatan, el británico que trabaja en Tailandia interpretó una especie de alabanza. Fanny, la francesa, y Lotje, la holandesa que trabaja en Senegal, interpretaron una canción en francés.

Nosotros con Ezequiel, el argentino, le hicimos empeño al tango cambalache, que si nos escuchaba Gardel, nos castigaría sin piedad. Quizás haremos caso a la propaganda “No mates la música”… A pesar de eso, igual sacamos aplausos (pero creo que solo por cortesía de la casa…ja ja ja).

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