Estuvistes AZUL Y LUMINOSA
como bruja enamorada
deshaciéndote de todo
EN el vértice
mezclandote con las palabras
Si miraras tus ojos...
Ayer te querías
y sanastes al mundo
Y te querías más y más
Y estabamos tan alegres con tus gestos
Eras una bruja enamorada
sanándote, sanándonos
sanándo al tiempo
como la primera vez...
más allá del vértice
martes, enero 24, 2006
miércoles, enero 18, 2006
HOJAS-OJOS
Juan Cero, el sin dientes, el perseguido,
uno de los únicos que escapó
quedó dormido, recostado en un gran árbol,
en una orilla del río,
y durmió todos los sueños
Hasta que miró al árbol,
a sus ramas, hojas,
hacia el cielo
cada hoja era un ojo
un ojo, una ventana,
donde se veían otros mundos,
otros tiempos.
Había que concentrarse para eso,
tomar algún brebaje,
algún inductor,
pero su desesperación
su huida, su sueño,
le permitieron ver las hojas-ojos
“Lo sé todo, lo sé todo.
Solo soy un punto, solo eso”*,
dijo cuando despertó
Y desesperado otra vez,
huyendo otra vez,
se tiró al río y se dejó llevar al mar.
La sangre, seca ya en su piel,
se limpió, se mezcló de transparencia.
Y supo otras cosas,
al mirar la corriente que lo arrastraba,
al mirar las nubes que avanzaban hacia atrás,
hacia sus perseguidores.
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* frases tomadas de un relato de revista Cañamo
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